miércoles, 4 de abril de 2018

Prefacio de una poética



Como un adelanto del libro “Poética de un mundo habitado”, que será presentado este martes 10 de abril a las 7 de la noche en el Auditorio William Morris de la Universidad Católica de Santa María de Arequipa, publicamos su prefacio con algunas de las imágenes que se encuentran disgregadas a lo largo de los 70 textos.

Un reconocimiento a los blogs “Mimoleskine arquitectónico” y “Trampantojo” que fueron la matriz original en donde se acunaron ciertos textos y se publicaron algunas de las fotografías.


Portada del Libro “Poética de un mundo habitado”

PREFACIO

Al interior de las formas con que cada cultura se concluye, los hombres expanden o comprimen su naturaleza. Ejercitando las dinámicas propias de su existencia terminan por ajustarse a las normas que la habitación segregada les propone. La arquitectura siempre ha sido un modo eficiente de validar la realidad por la cual una sociedad se inclina; sin embargo, toda construcción implica tanto selecciones como renuncias. En ese proceso, muchas verdades advertidas como inútiles para apuntalar una idea son desdeñadas, desvaneciéndose junto a ellas los escenarios en donde el hombre podría concretar, a cabalidad, la plenitud de su esencia humana. 

C.Z.V., Maraña, Jaisalmer, India 2007.

De toda forma de realidad, la que reconoce como su única fuente de referencia a la razón, es la que mayor filo tiene para escindir el resto de vertientes consustanciales al hombre. La sociedad contemporánea, alineada cada vez más a esta posición, moldea tipos humanos para que no cuestionen su estructura sino, más bien, concuerden con ella y la apuntalen.

Un hombre encasillado y reducido a un rol asignado llena su vacío existencial siguiendo las reglas del sistema de producción y consumo,  siendo llamado a poseer el objeto efímero, el cual lleva en su extinción la ordenanza de un nuevo gasto. La arquitectura, como máxima obra de producción humana, no podía dejar de ser arrastrada a esta inusual condición. 

C.Z.V., Parque Explora, por Alejandro Echeverri, Medellín, Colombia. 2016

Disminuida la habitación queda también reducido el habitar. Lo que antes formaba parte de una dinámica a través de la cual el ser humano daba forma a su existencia al interior de los espacios segregados, es hoy en día un proceso maquinal de acomodos tanto corporales como de los objetos acumulados  por los habitantes. En el vórtice del consumo voraz las imágenes de las cosas se agotan. La arquitectura que devino en objeto no tiene otra alternativa que recurrir a repertorios de otra naturaleza, los cuales ya nada tiene que ver con los lenguajes emergentes de su esencia material o  con la narrativa que su sociedad buscaba perennizar.

C.Z.V., Reflejos de otoño, Templo Rengeji, Kioto, Japón. 2010.

El discurso contemporáneo que gira en torno a la arquitectura se centra así mucho más en el objeto soberano que en las posibilidades que surgen entre las interacciones  del habitante con el artefacto. Si cada época termina resaltando en su arquitectura vertientes específicas del  habitar, la nuestra ha subrayado las más superficiales.

En este texto setenta temas son recuperados para mostrar la multiplicidad de sentidos que puede derivarse del hecho de habitar. A partir de ellos, y mediante una lectura no necesariamente lineal se pretende articular un discurso que destaque lo poético como inevitable resultado humano de practicar sus hábitos en medio o al interior del espacio segregado.

C.Z.V., Pasos seriados, Kurama yama, Kioto, Japón 2007.

El habitar es poético en la medida que, al ser ejercitado, el habitante establece conexiones con el mundo que lo acoge, y en ese proceso logra autodefinirse y crea realidades válidas en sí mismas fundadas a partir de  la reciprocidad. El habitar humano primordial era poético no por elección, sino por una necesidad constitutiva nacida de la espontaneidad, por lo tanto, no obligada a cernirse por los finos tamices de la razón.


En los setenta textos desarrollados no se pretende sentenciar conceptos definitivos, pues al hacerlo se estaría atentando precisamente con lo que se quiere destacar: que sólo la experiencia personal es la única vía válida para encontrar la pluralidad de sentidos y las significaciones múltiples como esencia del habitar poético.  

C.Z.V., Monasterio en las rocas, Meteora, Grecia. 2010.

El libro es pues más una invitación, para que, a través de la lectura de los textos  y el recorrido visual de las imágenes el lector concluya que la poética del habitar es todavía una posibilidad latente que se concreta a diario en diferentes partes del mundo, y que si se pretende que la arquitectura recupere el sitial que durante siglos ocupó, deberíamos centrar nuestra atención, más que en la manipulación de formas, en reconocer que en el espacio habitado se encuentran las huellas más concluyentes de nuestro verdadero ser. 

Carlos Zeballos Velarde y Gonzalo Ríos Vizcarra, autores del libro.



2 comentarios:

  1. Algunas ideas que despiertan al descubrimiento y la navegación de este libro.
    No ha sido una sorpresa encontrarme con sus textos, ya sabíamos o vislumbrábamos su consolidación por las publicaciones virtuales, de los blogs “Trampantojo” de Gonzalo Ríos y “Mi Moleskine Arquitectónico” de Carlos Zeballos. Pero cuando uno tiene el ejemplar físico entre manos, brotan como manantiales fecundos, los recuerdos y referentes literarios con los que uno se tiene que ubicar, como coordenadas necesarias, para ocupar un lugar en su espacio, el del libro quiero decir.
    A principios del siglo pasado se publicaba el libro más vanguardista de nuestra literatura y probablemente de la literatura en español. “Cinco metros de poemas” de Carlos Oquendo de Amat, una propuesta audaz que nos invitaba a una lectura diferente, como este libro “Poética de un Mundo Habitado”, no solamente en sus contenidos, sino en su forma. Un acordeón de casi cinco metros daba inicio a lo que hoy conocemos como libro objeto.
    Un libro objeto, por lo general no se conforma con la contemplación, sino que exige del lector u observador, acciones. Acciones de descubrimiento, de asombro, de seguimiento. Es decir, hay que interactuar con el objeto para que éste cobre vida.
    Otro libro, “Canto Sideral” del poeta José Luis Ayala, publicado a fines del siglo pasado, cuya vocación de ser casi infinito es como sigue: 20 Poemas lo conforman, cada uno con 20 versos numerados, con la propuesta de una lectura libre y aleatoria. Se puede leer siguiendo un orden clásico, o comenzar a interactuar como a uno le apetezca (Cada verso está separado físicamente de los demás), leer los números pares, leer los impares, leer los que acaben en cinco, leer lanzando los dados, entonces el libro se agranda y adquiere una dimensión súper dilatada en el tiempo.
    Este libro, tiene esa magia, digo magia y recuerdo a la Maga de Julio Cortázar en su novela “Rayuela” donde el autor también nos propone leer, cada capítulo, en cualquier orden, como si estuviéramos jugando al “Tejo”, y donde cae la piedra empieza el juego, metáfora por cierto para decir que donde uno ponga el ojo empieza la lectura.
    Pero volvamos al libro de las delicias, aquí yo puedo decir que hay una evolución, un trabajo de mayor lucidez para jugar con el azar y la lectura. En los setenta temas propuestos por el autor, encontraremos palabras claves que son parte del texto pero resaltadas y señaladas al final del texto enunciado, se convierten en un portal a otra dimensión, a otro texto, que también tiene otros portales.
    Así, abordar este libro, se convierte en un viaje interminable, una elipsis temporal, como en las películas donde el hilo conductor juega con el tiempo, un tiempo personal definido según la emoción de cada uno.
    Cada lector hace su travesía, no hay dos viajes iguales. Es la poesía la que como una poderosa corriente de agua nos acerca a los conceptos, a la poética con que se ha edificado este libro, sea con palabras, sea con imágenes u otros sustentos.
    Ahora es preciso hacer algunas definiciones, a modo personal pero con la ayuda de algunas ideas de Jorge Luis Borges. La poesía es emoción, es decir si uno siente emoción al leer un texto, al contemplar un cuadro o una escultura, al oír alguna melodía; ahí está la poesía. Pero también queda evidenciado que al ser todos, unos diferentes de otros, así también el modo en que nos acercamos a la poesía tiene sus evidentes matices, e impredecibles resultados.
    Para esos abismos de diferencias de percepción, Gonzalo Ríos y Carlos Zeballos han construido en este libro, los puentes que conectan de manera sutil, esos territorios donde se ensayan los textos sobre el habitar y se grafican en fotografías los prados donde descansa nuestra mirada.
    Para terminar vuelvo al principio, como un viaje a la semilla y parafraseo a Carlos Oquendo de Amat.
    “Abra este libro como quién pela una fruta madura.”

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  2. Que grato encuentro Lolito!!, justo te iba a pedir si habías conservado el texto que leíste en la presentación del libro, y ahora tienes la generosidad de hacerlo público. Gracias amigo poeta un honor haberte tenido como presentador de "Poética de un mundo habitado".

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